De madrugada.

El niño quería meterse en mi cama porque había un monstruo en su cuarto. Eso no. Estuve revisando los armarios con él y cuando lo volví a acostar, me asomé bajo su cama y dije con tono amenazante:
- Mañana tenemos que madrugar. No me conoces cuando no duermo mis horas. Vamos a tener la fiesta en paz.
- Compréndeme tú a mi - respondió el monstruo.

No hay comentarios: