Había una vez una niña que se llamaba Isabel.
Su hermano le leía este cuento porque su papá estaba en Italia. Ojú, que lejos está Italia.
Papá se conectaba en internet y hablaba con la nena. Le decía : Ay que te como! Y la nena le enseñaba los dibujos que había hecho.
Para aprender los números, el uno era un palo de escoba, el dos, un pato, el tres, dos caracoles, uno encima del otro y el cuatro, una silla al revés.
Papá le pedía a la niña que guardara los dibujos en una carpeta.
Papá cogió un avión. Ojú, que lejos está Italia. Le regaló un rompecabezas, fueron juntos al parque, montaron en autobús.
Antes de volver a Italia, ojú, que lejos, Isabel regaló a papá la carpeta con los dibujos.
Así, todos aprenden algo.
Isabelita aprende que el mundo es tan grande, tan grande, que hay sitio para Italia (ajú, qué lejos), para todos los parques, para los autobuses, para los aviones y para los aeropuertos.
Papá aprende que el mundo es tan pequeño, tan pequeño, que sólo hay sitio para un palo de escoba, un pato, dos caracoles, una silla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario