cocodrilos

Llamada de la central:
- Señora Rosa, el balance anual ha sido desastroso. El próximo día 23 llegará un gestor que se ha comprometido a revitalizar el zoológico asegurando una afluencia de público al menos aceptable. Rogamos colaboración total.
Rosita preparó informes, informes de los informes y planes de actuación. Limpió el despacho del director y colocó dos macetas en la ventana.
El gestor llegó en un coche abollado y se encerró en el despacho. Rosita lo dejó encerrado una hora. Como no la llamaba, entró para ofrecerle un cafetito.
Estaba con los pies en la mesa, escuchando música. No había tocado las carpetas.
- Señora Rosa, contrataremos a un operario para darle de comer a los cocodrilos. Es imprescindible que sea manco.

Llamada de la central:
- Señora Rosa, necesitamos un informe sobre la actuación del nuevo gestor. Apoyaremos cualquier iniciativa. Es urgente.
Rosita lloró en su mesita por su puesto de trabajo, por el zoológico, por la jaula de los leones, la de los monos ¿Qué será de ellos?
El gestor fumaba en el despacho, abría la ventana pero el olor no se iba. Apagaba las colillas en la maceta. Rosita lloraba a solas, se volvía a maquillar y sonreía al gestor.
- Señora Rosa, es usted un rayo de luz en la triste mañana ¿Cómo van mis mancos?
En la agencia de contratación preguntan que para que tanto manco ¿Un circo?

Llamada de la central:
- Señora Rosa, ese informe no llega, hay más gestores, no podemos perder tiempo, las pérdidas son insostenibles. ¿Ha encargado publicidad? ¿Fieras nuevas?
Rosita no puede más, cuenta lo que hay. No hay público en el zoo y una fila de mancos espera su entrevista con el gestor.
- Señora Rosa, no llore, aún estamos a tiempo. Comunique al gestor que está despedido desde este momento. En dos días llega el nuevo.
El gestor recibe la noticia sin sorpresa. Besa a Rosita en la frente y le informa que ha contratado al manco.
Empaqueta. Todo cabe en una caja.
Cuando llega el nuevo gestor hay una muchedumbre mirando como un manco da de comer a los cocodrilos. Que valor, que terror.
Rosita querría contarle al viejo gestor que la taquilla vuelve a funcionar, pero ya va en su coche abollado, por la autovía, con la música tan, tan alta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

versos algunos cuentos están bien largos y otros bien cortos nooooooooo le entiendoooooooooo

El Bernar dijo...

Gracias por leer. Unos son cortos y otros medianos. Largos no hay ninguno, creo. :)